LAS MUJERES EN SU LUCHA CONSTANTE POR UN SALARIO Y OPORTUNIDADES LABORALES JUSTAS

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14 Jul


La inequidad de género dentro del ámbito Laboral, ha sido a lo largo de los años muy notoria y preocupante dentro de la sociedad. Muchas mujeres, altamente preparadas y con vastas capacidades, se han quedado sin la oportunidad de ejercer su carrera y, de cierta manera, se han  acoplado a trabajos que no necesariamente van acorde con su perfil. El Consejo Nacional   para Prevenir la Discriminación (2016, p. 1), determina que: “La discriminación es una práctica cotidiana que consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona o grupo”.

La lucha de las mujeres por sus derechos ha tenido una larga trayectoria, lo que, como todo trabajo perseverante, ha permitido lograr grandes e importantes avances; sin embargo, hasta el momento las empresas no han logrado ser del todo inclusivas. La batalla por la reivindicación de los derechos de las mujeres y por la igualdad de oportunidades, ha sido un camino largo y duro.

El 8 de marzo de 1857, aproximadamente ciento veintinueve mujeres fueron asesinadas por la policía cuando se encontraban realizando una marcha en los exteriores de una fábrica textil en New York, en donde protestaban por las deplorables condiciones de trabajo y sus injustos sueldos. En honor a las víctimas que dieron su vida luchando por los derechos de todas las mujeres, se estableció el día 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

Según la ONU :

“Las mujeres y las niñas constituyen la mitad de la población mundial y por consiguiente la mitad de su potencial. La igualdad de género, además de ser un derecho humano fundamental, es imprescindible para lograr sociedades pacíficas, con pleno potencial humano y capaces de desarrollarse de forma sostenible. Además, está demostrado que el empoderamiento de las mujeres estimula la productividad y el crecimiento económico.”

Esto en concordancia con lo que establece el Artículo 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos en cuanto a que todas las personas tenemos los mismos derechos y libertades sin distinción de ninguna naturaleza.

Es, entonces, inaceptable que exista discriminación e inequidad dentro del ámbito laboral por el hecho de ser mujer. Ricardo Ruiz (2009), indica que el estudio del origen de la inequidad de género requiere saber que: desde la filosofía, la literatura, la religión y la psicología, ha determinado que las mujeres por naturaleza son inferiores, lo cual genera desigualdad. Esto ha catalogado a las mujeres como “ciudadanas de segunda” y ha motivado a que este concepto se vaya trasmitiendo en los aspectos biológico, intelectual y moral, provocando la   discriminación en los ámbitos educativos, políticos, sociales y laborales.

Las empresas de todo el mundo se encuentran lejos de mostrar una actitud igualitaria dentro de sus organizaciones. Las mujeres, además de tener menores oportunidades laborales, tienen menores oportunidades de ocupar cargos altos y,  en ocasiones, reciben una remuneración menor pese a ocupar cargos similares a los que ocupan los hombres. La mayoría de las mujeres que trabajan a tiempo  completo, también se dedican a los quehaceres del hogar, lo que representa que, deben llegar a limpiar, cocinar, lavar, etc.,  y aun así, las actividades de la mujer son poco valoradas y reconocidas por el doble esfuerzo que realizan. La Comisión Europea (2014), dice que: “se conoce como brecha salarial a la diferencia existente entre los salarios percibidos por los trabajadores de ambos sexos, calculada sobre la base de la diferencia media entre los ingresos  brutos por hora de todos los trabajadores”.

La Constitución de la República del Ecuador (2008), dentro de su artículo 2 y en concordancia el Código de Trabajo, artículo 79, señalan que:

«Art. 2.- Todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y oportunidades. Nadie podrá ser discriminado por razones de etnia, lugar de nacimiento, edad, sexo, identidad de género, identidad cultural, estado civil, idioma, religión, ideología, filiación política, pasado judicial, condición socio-económica, condición migratoria, orientación sexual, estado de salud, portar VIH, discapacidad, diferencia física; ni por cualquier otra distinción, personal o colectiva, temporal o permanente, que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos. La ley sancionará toda forma de discriminación.

Art. 79.- Igualdad de remuneración. – A trabajo igual corresponde igual remuneración, sin discriminación en razón de nacimiento, edad, sexo, etnia, color, origen social, idioma, religión, filiación política, posición económica, orientación sexual, estado de salud, discapacidad, o diferencia de cualquier otra índole; más, la especialización y práctica en la ejecución del trabajo se tendrán en cuenta para los efectos de la remuneración.»

Si bien existen cuerpos normativos que defienden y fomentan a la igualdad y establecen que, en caso de no ser respetadas, serán sancionadas por ley, esto no se aplica siempre dentro de las organizaciones al momento de elegir a quien se contrata. Dentro de las limitaciones y exclusiones están no solo el ser mujer, sino el hecho de ser madre soltera, estar embarazada o el estar casada, ya que las empresas consideran que esto implica mayor absentismo, mayor conflictividad laboral y menor productividad. Es realmente lamentable, que las mujeres sean juzgadas y señaladas por su estado civil, edad, si tienen o no hijos, si se encuentran embarazadas, etc. Las mujeres  deberían ser más valoradas no solo por sus capacidades físicas, sino por la gran labor y esfuerzo que demanda el ser madre, encargarse de las labores del hogar y, además de todo, ser laboralmente productivas.

En Ecuador, Según el INEC (El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos), los hombres cuentan con un mayor porcentaje de empleo adecuado en relación con las mujeres.

INEC (2016, p. 23), “El ingreso laboral promedio de un hombre con empleo es 522,96 USD; mientras que para una mujer con empleo es de 419,75 USD”. Lograr igualdad salarial entre las mujeres y los hombres, es fundamental para lograr disminuir la brecha de la pobreza. La inequidad de género en el área laboral se origina desde la infancia, cuando se les enseña a los niños que ciertos juegos, actividades, gustos, etc. son para determinado género y desde ahí se va generando la mentalidad machista y feminista. José Castro (2001, p. 7), detalla que:

«Existen, además, una serie de actividades calificadas como típicamente masculinas o femeninas. En estas actividades, la totalidad o casi la totalidad del personal de determinados sectores, está ocupado por uno o por otro sexo. Respecto de las mujeres, más allá de la capacitación particular necesaria, se dan explicaciones vinculadas al lugar de trabajo, la calidad de las tareas que exigen fuerza muscular, sus riesgos eventuales, como que pueden afectar la procreación, llegando a la conclusión de que solo pueden ser realizadas por hombres. En otros casos, por el contrario, se señala que se requiere trato delicado, mayor paciencia, o hasta mostrar juventud y belleza, lo que impone las tareas para el sector femenino. Sirven como ejemplo de ambas situaciones, las tareas de la construcción o el trabajo marítimo, por un lado, y las educadoras de párvulos o las recepcionistas, por el otro.»

La Organización Internacional del Trabajo (2014, p. 16),  señala que las prácticas discriminatorias se basan en las “formas de hacer, maneras o métodos institucionalizados, formales o no, instalados en la vida cotidiana – en el trabajo o fuera de él – que determinan sistemáticamente la discriminación de un sexo frente al otro; normalmente, de las mujeres”.

Si bien el mundo empresarial, ha presentado cambios y se ha acoplado a los diferentes cambios sociales, en donde se han tomado medidas con el fin de establecer estrategias destinadas a promover la igualdad de género y de oportunidades dentro de sus industrias, el camino a la igualdad aún tiene un largo trayecto por recorrer.

En el Ecuador el Articulo 11, numeral 2 de  la Constitución habla acerca de las acciones afirmativas, mismas que pretender fomentar la igualdad: “El Estado adoptará medidas de Acción Afirmativas que promuevan la igualdad real a favor de los titulares de derechos que se encuentren en situaciones de desigualdad”. Del mismo modo, el Artículo 65 prescribe: “El Estado adoptará medidas de Acción Afirmativa para garantizar la participación de los sectores discriminados”.

En conclusión, pese a que existen leyes que defienden y protegen a las mujeres, estas no necesariamente se cumplen dentro de las empresas. Las mujeres han luchado durante muchos años con el fin de lograr tener los mismos derechos, salarios, empleos y oportunidades, que los hombres. Si bien antes, la sociedad fomentaba esta discriminación ya que se decía que las mujeres eran encargadas del hogar y los hombres eran los encargados de trabajar para mantener a sus hogares; ahora en el siglo XXI, es realmente preocupante que las empresas sigan teniendo esta mentalidad caduca. Los tiempos han variado y ahora tanto los hombres como las mujeres buscan ser productivos y aportar a la  economía de sus familias. Es momento de cambiar con el fin de tener una sociedad libre de desigualdad, en donde se elimine la brecha salarial, se valoren los perfiles profesiones y todos los hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades laborales.

 

Referencias:

ONU (s.f) Igualdad de género. Recuperado de https://www.un.org/es/global-issues/gender- equality

Puce.(nov 2011). Desigualdad laboral en Ecuador: brechas salariales entre hombres y mujeres en la escala superior jerárquica. Recuperado de: http://repositorio.puce.edu.ec/handle/22000/4895

Scielo. (3 de abril 2012) Desigualdades de género en el inicio de la vida laboral estable.Recuperado de:http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405- 74252012000200009

OIT. (marzo 2018). La brecha de género en el empleo: ¿qué frena el avance de la mujer?. Recuperado de: https://www.ilo.org/infostories/es-ES/Stories/Employment/barriers-women

Factor Trabajo (6 marzo 2018). No es fácil ser mujer en el mundo del trabajo. Recuperado de: https://blogs.iadb.org/trabajo/es/no-es-facil-ser-mujer-en-el-mundo-del-trabajo/

 

Autor:

Daniela Bertero estudiante de la carrera de Comunicación Corporativa.

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